Generar redes y un ecosistema propicio para más y mejores emprendimientos femeninos en la región, motivó a Miwa Uehara, Cofundadora de We.Do Cowork para gestionar un encuentro con importantes actrices del ecosistema nacional.
Entre ellas, Mujeres del Pacífico, una organización internacional visibiliza, impulsa y conecta a la comunidad de mujeres emprendedoras de Latinoamérica con la finalidad de contribuir en el desarrollo y fortalecimiento de sus negocios y potenciar su participación la economía. Conversamos con su Directora Ejecutiva y Cofundadora, Fernanda Vicente, sobre los principales desafíos de las mujeres y su entorno.
Fortalecer el ecosistema emprendedor con una mayor participación femenina es una necesidad consensuada. Todo indica que para lograrlo es fundamental empoderar a más mujeres en sus decisiones, habilidades y competencias para dotarse de herramientas que les permitan derribar las barreras que hoy enfrentan.
De acuerdo con el organismo internacional, la desigualdad de ingresos es la principal brecha que desafían las mujeres. Siete de cada 10 personas que no tienen ingresos propios, son mujeres. Esto no sólo trae un desequilibrio económico, sino que además impacta directamente a la sociedad con situaciones como el abandono infantil y la violencia de género.
“Una de las grandes herramientas para combatir la desigualdad es el empoderamiento económico y el emprendimiento, pero las mujeres partimos con desventajas”, sostiene Fernanda Vicente y agrega que, ONU Mujer ha dado cuenta de un proceso de femenización de la pobreza que surge porque las mujeres toman el rol de cuidado de hijos, adultos mayores y enfermos, y es el hombre el que sale a trabajar.
“Según la OCDE, somos la región con mayor cantidad de embarazos no deseados y cuando una pareja adolescente tiene hijos, es el hombre el que sale a trabajar o es la abuela la que se queda a cargo de ese niño. En el caso de los Ninis, cuando las mujeres no trabajan, ni estudian, perdemos capital social, redes de contacto e ingresos. Se genera una creencia limitante de que no podemos y que no somos capaces”, asegura Fernanda. Menciona también, que la transformación digital es otro factor que suma a las brechas autoimpuestas, ya que estamos viviendo un cambio profundo en la manera de hacer negocios donde el conocimiento tecnológico es una obligación.
Hay tres brechas detectadas por Mujeres del Pacífico, que deben servir de inspiración y punto de partida para mujeres que quieran emprender o fortalecer sus proyectos, para el sector público a la hora de generar políticas de incentivo para las mujeres, y para las empresas que tienen un rol fundamental en la generación de oportunidades.
En primer lugar, la falta de conocimientos y habilidades. Las mujeres se restan cuando sienten que no saben y, por el contrario, cuando saben, se empoderan. De ahí la necesidad de estar en permanente entrenamiento de sus habilidades y adquiriendo conocimientos que permitan profesionalizar su actividad. Lo anterior, coincide con uno de los principales desafíos de We.Do Cowork, cuya nueva área de Training está pensada bajo la convicción de que ningún emprendedor o emprendedora nace siendo un profesional del emprendimiento. “Por muy experta que sea en su actividad, hay una enorme gama de conocimientos que las emprendedoras no manejamos y que es necesario aprender para mejorar nuestras capacidades y empoderarnos” señala Miwa Uehara, cofundadora de We.Do Cowork y Licenciada en Educación.
En segundo término, la generación de redes y cadenas de valor son fundamentales. Pertenecer a un ecosistema de apoyo no es algo automático, requiere de la voluntad de estar conectadas a la hora de emprender. “Las mujeres somos buenas para juntarnos con amigas en lo social, pero no para fortalecer oportunidades laborales. Trabajamos solas por que tenemos una creencia limitante que no nos permite desenvolvernos con facilidad en el mundo de los negocios” señala Fernanda.
Por último, la invisibilidad y la informalidad está generalizada. Las mujeres no formalizan sus emprendimientos por desconocimiento de cómo hacerlo o por considerarlo poco importante. Esto hace que las cifras oficiales no las consideren y para dar a conocer la propuesta de valor y acceder a capital, hay que visibilizarse.
La oportunidad
El modelo económico está en evolución y la nueva economía es mucho más femenina, a diferencia de la era industrial. “Las mujeres tenemos más empatía, y eso nos lleva a desarrollar productos y servicios que atiendan los problemas de las personas. En segundo término, tenemos mejor capacidad de transmitir mucha información en poco tiempo. El trabajo colaborativo y encadenado está en nuestra estructura de género y eso genera un enorme impacto en la economía moderna. Y por último, intrínsecamente, tenemos más habilidades blandas y por ende nos relacionamos mejor. El modelo de trabajo está cambiando y las mujeres corremos con ventaja”, sostiene Fernanda Vicente.