De acuerdo con el reporte “Radiografía del emprendimiento en Chile 2018”, el 43,3% de los fracasos de emprendimientos nacionales se atribuye a la falta de financiamiento, según indica la última encuesta a más de 700 emprendimientos, realizada por la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech). El financiamiento participativo o crowdfunding es una alternativa que busca contrarrestar esta cifra.
Se trata de un modelo de financiamiento en la cual emprendedores y emprendedoras pueden, a través de plataformas digitales, presentar proyectos y recibir financiamiento de empresas o personas naturales que quieran invertir su capital. En Chile, hasta diciembre de 2016, esta práctica financiera revela que se han transado más de $115 mil millones, destinados a 6.382 proyectos, con tasas de interés promedio anual del 13,4% nominal, la cual debe ajustarse a las comisiones de la plataforma.
El crowdfunding ha tenido un crecimiento local e internacional considerable durante los últimos años. Estudios atribuyen su desarrollo al uso de sistemas de pagos en línea, a la economía colaborativa, el avance de las Fintech y a la existencia de distintas modalidades para participar. Todo, sujeto a permanentes evaluaciones de riesgo que le han dado sostenibilidad al sistema.
El componente innovador de este sistema es que propicia un triple impacto. Por un lado, los proyectos y emprendimientos acceden de forma no tradicional a financiamiento; en segundo término, los inversionistas observan proyectos que ofrecen una atractiva combinación de riesgo y retorno; y por último las operadoras de crowdfunding conectan apropiadamente a las partes en un entorno de colaboración y aceleración de proyectos.